Aquí tiene mi pañuelo Señora, seque su llanto No hay en el mundo quebranto Que no tenga su consuelo. Saque la vista del suelo Y míreme frente a frente Que sufre toda la gente Lo olvidaba por egoísmo Eso conduce al abismo Le digo primeramente.
Yo la condeno señora A lo alto de una patagua Cinco días a pan y agua Durante todas sus horas Las lágrimas que me lloran No tienen explicación. Denuncie con su furor La farsa politicante No los suspiros galantes Ni las razones de amor.
Nadie se ha muerto de amor Ni por cariño fingido Ni por vivir sin marido Ni por supuesta traición. El mundo es una estación De trenes de sinsabores Con faltas muy superiores Su pleito no es una queja. Gran pleito es quien despelleja Sin lástima a nuestros pobres.
Si escribo esta poesía No es sólo por darme gusto Más bien por meterle susto Al mal con alevosía. Quiero marcar la partida Por eso prendo centellas Que me ayuden las estrellas Con su inmensa claridad Pa' publicar la verdad Que anda la sombra en la tierra.
Mi corazón peregrino Se afirma en este servicio Será grande el beneficio Que le otorgue a mi destino El pensamiento infinito Me traiciona a cada instante. No puede ni el más flamante Pasar en indiferencia Si brilla en nuestra conciencia Amor por los semejantes.