Te vi desaparecer bajo la tormenta, camino de tu trabajo, muy de mañana. ¿Quién fuera lluvia en tu abrigo dejando a tu paso coronas de agua?
Bostezas soñando soles, playas desiertas. Te asalta un telefonazo. ¿Quién fuera brisa del aire acondicionado que eriza tu vello en la oficina?
Vuelves a casa y alteras mis planes y los andamios de La Latina.
Sé que afuera un incendio de plumas y brea tiñe de cenizas los techos del mundo. Dejad un instante que olvide mis deudas. Si el planeta estalla, que nos pille juntos.
En las zanjas de Madrid buscan un tesoro que esconde un dragón dormido bajo tus pies. ¡Qué torpes e ingenuos son! Yo tengo el tesoro: duermo con él.
Esta noche te he de dar los besos pendientes, así que pide día libre en el trabajo. Descuelga el teléfono, cierra las persianas a cal y canto.
Abro una botella y llamo al "chino" y lo celebramos por todo lo alto.
La vida a veces te invita a una ronda, te guiña los ojos, concede una tregua. Quizá sólo dure un segundo este sueño, pero, sin duda, habrá merecido la pena.