Para que seas buena esposa y no envejezcas sola, en la cama y la cocina has de saber alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo, que te atrapa tu destino, que has de ser madre y esposa". Y la pobre Caperucita llora.
Una frÃa tarde Caperucita iba a casa de su abuela a llevarle comida, cuando se encontró con un lobo feroz. Dime dónde vas niña, que te acompaño yo.
La muchacha se supo perdida. Gritaba Caperucita mientras la devoraba el lobo. Bajo la falda del vestido estallaron los dormidos sueños que en la noche la mantenÃan viva. Pobre Caperucita.
Una gris mañana Caperucita se casó, vestida de blanco, bella como una flor. Su marido, muy elegante, otro lobo feroz, y su padre orgulloso lloraba de emoción.
La cara de Caperucita alumbra una sonrisa mientras mece una cuna. En ella está una niña, quizás futura oveja para un lobo feroz, a no ser que afortunada la rescate tu amor.
Caperucita la arrulla contra el pecho y un murmullo lento, lleno de esperanza y vida, canta Caperucita.