Cassandra vio en sueños el futuro, En la sombra de una pesadilla Cassandra leyó, Los versos de ese poema que aun no han escrito, Los dioses que riendo leyeron con su maldición. Supo del hambre y de las guerras de siempre, De bufones celebrando el odio bailando entre orejas, De despedidas y de mounstros minerales, Bebiendo insaciables la savia dulce del planeta.
Cassandra vio a hombres y mujeres, dormitando en sus burbujas, Tras la mascaras del miedo, Más también vio, La luz del alba asomar por la cantera, que nadie jamás abrió. Supo que aun quedaban esperanzas que otros sueños la esperaban
Cassandra habló a todos de sus sueños, hasta que la oyó. Nadie creyó en Cassandra y sus visiones, Y la gente sólo vio en su augurio delirio y locura, La condenaron a vagar perdida y sola, Herejía es buscar la verdad escarlada y desnuda Abandonada tras los años la encontró, Un muchacho que andaba buscando esperanza y respuestas,
Ese hombre hablo con pasión de sus presagios, Y de la luz del amanecer brillando tras la puerta, “Creo en ti Cassandra no estas loca”, Se besaron y en su boca, Florecieron madreselvas, “Dulce Cassandra ponte de pié, Yo te he conocido antes, quizás te soñé”.
Hay quien duda y hay cree en la leyenda, Juntos buscarán la puerta. Dulce mañana, yo no sé tú, Creo en Cassandra. Hay quien duda y hay cree en la leyenda, Juntos buscarán la puerta Dulce mañana, yo no sé tú, Creo en Cassandra.