Mi dulce memoria, has sido enterrada a los pies de un árbol hendido, por esta tormenta de rayos catódicos, horrores y luz de espejismo. Rojas amapolas, vientos del olvido hacen temblar como animales dormidos. Enferma de amnesia, calla la ciudad.
Guerras preventivas, los delirios de un loco borracho que no escucha a nadie. Los fantasmas de Shaigon deambulan insomnes por la vieja ciudad de Scherezade. Lo dijo Casandra mas no la creĂste. No estamos a salvo, no somos más libres. La Historia está viva, violenta y mortal.
Mi dulce memoria quizá te despierte esta triste elegĂa. Que traigan tus besos ese otro mundo posible que tiembla en tu boca, que anuncia este dĂa.
Muros de la vergüenza traen la sombra del pasado, arrebatando tu luz, oscurecen nuestros cielos. Hombres y mujeres de Cracovia, atrapados por murallas, leen con velas el Talmud, esperan dentro del guetto. Y en Palestina tras otro muro un hombre se encomienda a Alá, llora y maldice a este mundo que siempre lo olvida, que ignora su llanto.
RĂos de humanidad huyendo del frĂo y del hambre sueñan con llegar muy lejos, quizás solo hasta mañana. Ya no recuerdas los trenes que partĂan de aquĂ cargados con tu esperanza hacia la vieja Alemania.