Puede que las redes traigan cuellos rotos, negras plumas de cormorán, que tiemblen los semáforos, las radios callen y se derrumbe la ciudad. Puede que te saque de mis brazos tu marido o el despertador, que te interrumpa el desayuno el vuelo de un B-52.
Puede que todo siga igual. También puede que no sea así y encuentres el mercurio de mi voz empapando tu contestador, y florezcan los olivos en el valle de Hebrón. Puede que te queme el hielo, o la luz del televisor.
Puede que te cite el parlamento y decrete el blanco y negro, que sonrían ángeles heridos en la sección de sucesos, que alimentándose de humo se quiebre cual cristal esa mujer. Que trepe una serpiente por sus piernas infinitas. Puede ser.
Puede que todo siga igual. También puede que no sea así. Quizás banderas blancas tu habitación alumbren y mi amor esté cerca y los dioses duden. Y este sea un buen principio, principio de incertidumbre. Puede que te salves. Puede que amanezcas conmigo y las espadas se entierren.
Puede que todo siga igual. También puede que no sea así y encuentres el mercurio de mi voz empapando tu contestador, y florezcan los olivos en el valle de Hebrón. Puede que te queme el hielo, o la luz del televisor. Una posibilidad existe de que amanezcas conmigo y los cañones se oxiden