Tres clases de mula tipo nacional tiene el diccionario de esta capital: La esposa del mulo es mula, animal; y mula es la bruta que hace todo mal. Y hay una tercera y última acepción: la que ha consagrado esta población.
Si te dice tu marido que el negocio anda torcido, y por causa del negocio a cenar va con su socio: ¡mula! Que tu amante va al dentista: ¡mula! Que te adora alguna artista: ¡mula! Si tu esposa idolatrada solicita acongojada que le traigas un dinero que reclama el panadero: ¡mula! Si la ves muy cariñosa: ¡mula! Y tres últimas ahí van... Vos sabés que soy tu amigo: ¡mula! Que el casorio es una dicha: ¡mula! Te acompaño al sentimiento: ¡mula! Y reservo varias más y no sigo con las mulas porque los voy a cansar.
Tengo varias muestras para regalar de esta nueva industria que ha de prosperar; hay mulitas chicas, mulas de montón, mulas consagradas y de bodegón. Y para entrenarse con este refrán, digan siempre ¡mula! y la acertarán.
Que te aprecian tus parientes: ¡mula! Que los referees son justos: ¡mula! Que vendrán tiempos mejores: ¡mula!