Sale, loco de contento con su cargamento para la ciudad ¡ay! para la ciudad. Lleva en su pensamiento todo un mundo lleno de felicidad ¡ay! de felicidad.
Piensa remediar la situaciĂłn del hogar que es toda su ilusiĂłn, ¡sĂ!
Y alegre el jibarito va, pensando asĂ, diciendo asĂ, cantando asĂ por el camino; si yo vendo la carga mi Dios querido, un traje a mi viejita voy a comprar.
Pasa la mañana entera sin que nadie quiera su carga comprar, ¡ay! su carga comprar. Todo, todo está desierto y el pueblo está lleno de necesidad, ¡ay! de necesidad.
Se oyen los lamentos por doquier, de su desdichada Borinquen, ¡sĂ!