Érase una vez... que salimos del huevo con el oro de Moscú, la paz a cuestas, la flota en el muelle y la lengua en el culo, con los símbolos arrinconados, el agua en la fuente, las restricciones y el hombre del saco. Érase una vez... que más que buenos o malos, eran los míos y han sido los únicos. Tiempos de estraperlo y tranvías, gachas para cenar y en la galería retrete y gallinero. Tiempos de Una, Grande y Libre... Metro Goldwyn Mayer... Lo toma o lo deja... Gomas y lavajes... Quintero, León y Quiroga... Mazapanes y sabañones... Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón. Érase una vez... que temprano y malamente lo supimos todo: quiénes eran los Reyes, de dónde vienen los niños y qué come el lobo. Todo mezclado con el Palé, y la Formación del Espíritu Nacional y los primeros viernes de mes. Señora Francis, ¿me entiende...? con estos conocimientos, ¿qué podía esperarse de nosotros? Si aún no sabemos, señora, qué es lo que seremos cuando seamos mayores los hijos de un tiempo, los hijos de un país huérfano. Hijos de Una, Grande y Libre... Metro Goldwyn Mayer... Lo toma o lo deja... Gomas y lavajes... Quintero, León y Quiroga... Mazapanes y sabañones... Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón.