¡Qué deprisa pasa el tiempo! No se puede ir cargado si se quiere ir aprisa. La vida es cosa de valientes. Al fin y al cabo son cuatro días y el tiempo no deja bastante tiempo.
Pasa deprisa, como se me ha pasado de moda aquella americana blanca que ni siquiera había estrenado y enseña, el mal nacido, la trampa tan pronto el juego ha terminado.
Esto se está hundiendo. Date prisa y ven. Te llamo desde una cabina, la única que funciona en la ciudad. Deja todo. Sal de la concha y date prisa, que llegaremos tarde.
Nos hemos de desembarazar de las costumbres que mantenemos y no nos gustan, de los desamores que hemos de purgar, de las vergüenzas escondidas que ni comen ni dejan comer.
Con los diplomas y los resentimientos prender fuego al baúl de los disfraces. Esparcir las cenizas al viento y rescatar la infancia muerta prematuramente.
Esto se está hundiendo. Date prisa y ven. Te llamo desde una cabina, la única que funciona en la ciudad. Deja todo. Sal de la concha y date prisa, que llegaremos tarde.