Para construir un bello sueño lo primero es estar despierto, mano firme para sostener las bridas y hacerse un proyecto a medida teniendo en cuenta que todo encoge. Materiales de primera. Anchos y profundos los cimientos, a prueba de malentendidos, compromisos, intereses y accidentes. Orientado al sur y protegido de los vientos. Nada cura las heridas como un bello sueño. ¿Quién no arriesga la vida por un bello sueño? ¿Qué sería de nosotros sin un bello sueño? ¿Qué haríamos del día y de la noche? Para construir un bello sueño hay que dedicarse plenamente a él y estar pendiente en todo momento de si ríe, si duerme, si llora como si fuese un recién nacido. Y por el bien de la empresa es indispensable estar enterado de que al final de la proeza será una sorpresa su resultado. Hay un buen trecho entre los sueños y la realidad. Nada cura las heridas como un bello sueño. ¿Quién no arriesga la vida por un bello sueño? ¿Qué sería de nosotros sin un bello sueño? ¿Qué haríamos del día y de la noche? Para construir un bello sueño es preciso, además, ser lo bastante espabilado –cuando se da vuelta la fortuna– para salir de entre las ruinas y hacer otro inmediatamente.