Mezcla rara de Museta y de Mimí con caricias de Rodolfo y de Schaunard, era la flor de París que un sueño de novela trajo al arrabal... Y en el loco divagar del cabaret, al arrullo de algún tango compadrón, alentaba una ilusión: soñaba con Des Grieux, quería ser Manon.
Francesita, que trajiste, pizpireta, sentimental y coqueta la poesía del quartier, ¿quién diría que tu poema de griseta sólo una estrofa tendría: la silenciosa agonía de Margarita Gauthier?
Mas la fría sordidez del arrabal. agostando la pureza de su fe, sin hallar a su Duval, secó su corazón lo mismo que un muguet. Y una noche de champán y de cocó, al arrullo funeral de un bandoneón, pobrecita, se durmió, lo mismo que Mimí, lo mismo que Manón.