Era de mañana, vos por el sendero con el sol jugando dentro de tu pelo. Era de mañana, ibas a la vida, mientras yo volvía de perder el sueño. De perder el sueño, por cosas que pasan cuando al hombre sólo le ha quedado el perro; cuando da lo mismo que encontrar la muerte yo encontré la vida al cruzarte vos.
Eras la mañana para mí la dicha que me dio las ansias que creí perdidas; eras el torrente que borró las sombras, y al clarear un rezo que en su voz te nombra, iba de regreso y encontré la vida entre las caricias que me dio tu amor.
Sin la noche negra que me dio la vida no sabría nunca valorar tus días. Surge de la sombra el sol que en tu pelo jugueteando puso luz en mi sendero. No podría nunca saber de lo bueno sin aquel pasado que robó mi sueño, no se puede nunca valorar la dicha sin haber sufrido tanto como yo.