En cuna de barro se hamacó mi infancia, con noches de plata y luz de arrabal. Mi canto de cuna fue canto de sapos, nací como el ave, sabiendo cantar. Mi madre fue parda, de nombre milonga, y en los tamboriles aprendió a soñar. Mi padre fue un guapo, clavel en la oreja, de aquel Buenos Aires, de trenza y percal.
Soy varón, porque soy tango, si me han visto lagrimear, no es de flojo ni cobarde, es que soy sentimental. Soy varón, nací en Pompeya, tengo voz de bandoneón, canto alegrías y penas que brotan del corazón.
Con un organito moliendo mis quejas, camino del centro, luciendo un clavel. Dejaba colgado, como un pentagrama, las notas de un tango cantando un querer. Ya no soy el mismo, cambié mi ropaje, me quité el pañuelo, chambergo y clavel, paseé por el mundo, llevado del brazo, del padre del tango, don Carlos Gardel.