Llevame junto contigo, te oí decir, y no escuchaba tu ruego. Llevame junto contigo que, de llorar, se quedarán mis ojos ciegos. Yo fui detrás de otros sueños y, al regresar, vi tus pupilas sin vida. Triste final de los ojos que una vez se perdieron por saber querer.
Vida, pude llamarte así vida, cómo partir sin ti. Pude gritarle al mundo que eras mía y la dicha, santa mía, la dejé perder por otro amor. Santa, quién te castiga así. Santa, quiero sufrir por ti. Este dolor que sufres por mi culpa, yo sé que nunca, nunca tendrá perdón de Dios.