Todo el mundo tiene el bien de aconsejarme como a pibe que ha faltado a sus deberes. Me aconsejan que debía de cuidarme y no ven que es suicidarme renunciar a mis placeres. Me aconsejan que no gaste, que no chupe, que no juegue ni una ficha a la ruleta y que guarde lo que el viejo me dejó. Pero yo quiero el escabio y las pebetas, ¡lo demás son fantasía del poeta Campoamor!
A mí no me den consejos, ¡Denme plata, mucha plata! Quiero derrochar la vida gozando mi juventud. A mí no me den consejos, déjenme de esas macanas. ¡Qué me importa del mañana, si hoy soy, con plata y salud, más feliz que bataclana que ha triunfado en su debut!
Yo conozco más de cuatro que con vento pretendieron llevar una vida seria, los cacharon, ahí nomás p'al casamiento, y, a pesar de todo el vento, pasan vida de miseria. Yo no soy un candidato p'al casorio, y me siento muy feliz y acomodado con los miles que de los viejos heredé. Y oigan bien: ¡Ya me tienen muy cansado los que dicen que algún día me voy a quedar de a pie!