No me escribas, yo prefiero no tener noticias tuyas. Tengo miedo, mucho miedo que tus cartas me hagan mal; que me digan algún día que de mí te has olvidado y tus besos y caricias pertenecen a un rival. No sabés lo que he sufrido desde el día que te fuiste cuando vi que ya no estabas y que solo me encontré. Tuve rabia, tuve pena, no sé lo que hubiera hecho y esa noche, de tristeza y dolor me emborraché.
Desde entonces he intentado deshacerme 'e tu recuerdo, arrancarte de mi pecho, matar este metejón, pero inútil, porque cuanto hacía más para olvidarte como grampa te clavabas en mi pobre corazón. He llenado las paredes del bulín con tus retratos, y tus cartas, las primeras, las que me sabías mandar otros tiempos, las conservo, porque en ellas me decías que jamás de mi cariño vos te irías a olvidar.
No me escribas, yo prefiero no tener noticias tuyas, tengo miedo, mucho miedo que tus cartas me hagan mal, que me digan algún día que de mí te has olvidado y tus besos y caricias pertenecen a un rival. Ayer tarde, en el momento que más triste me encontraba añorando tus recuerdos una carta recibí: cuando vi que era tu letra tuve miedo de leerla y temblando, sin haber abierto el sobre, la rompí.