Amo los andenes de la espera, la poesía de los rieles que la luna replatea...
Amo los andenes suburbanos de estaciones patinadas por el tiempo y los olvidos. Amo la garita y las barreras, amo el tren que se despide y amo el tren en que tú llegas.. Y mi vida se ilumina, volvedora golondrina, cuando estás para llegar.
Tu amor de golondrina que llega así, en mi ocaso, me hace querer las cosas que no supe querer. Y quiero los lugares donde esperé tu paso con una rosa blanca luciendo en cada sien.
Distintas emociones: llegada y despedida, alargada mi sombra en desolado andén, cuando agito mi mano después de tu partida o cuando espero en vano hasta el último tren.
Amo los andenes de la espera, las señales en la noche y tus alas de viajera... Celo cuando pienso que otro anhelo te desvíe de mi rumbo y te lleve hacia otro cielo. Lloro de pensar que otro verano un andén abandonado me verá esperando en vano y el dolor se hará presente cuando inexorablemente ya no tenga qué esperar.