Y una noche... y otra noche y otra noche... y delirabas.
Tu cabecita en delirio en mi hombro se inclinaba, tu cabecita era un lirio que la fiebre desmayaba y la luna como un cirio se mostraba... se ocultaba; tĂș mirabas a la luna y en tu fiebre preguntabas...
Y una noche... y otra noche y otra noche... y preguntabas.
Tu fiebre y tu fantasĂa no cedĂan ni un instante, y la luna lo sabĂa y te miraba... anhelante, yo sabĂa y presentĂa que la fiebre no perdona y que la luna ladrona al final te llevarĂa.