Otra vez, llegas tarde a casa sin razón, te acusa la mirada, y en tu voz hay un nerviosismo de temor, el corazón no engaña.
Yo sé que eres culpable, pero te necesito, y oculto lo que siento y lo que sé.
Abre tus brazos, abrázame, házme creer que todo está bien, que sólo es mi imaginación, que sigues fiel igual que yo, que no se ha manchado el amor. Engáñame.
Abre tus brazos, apriétame, házme otro cuento, asegúrame, que en ti no hay nadie más que yo, que es en el trabajo y la tensión, que aún sigue vivo el amor. Engáñame una vez más.
Sin querer, te escuché nombrar a otro hombre, mientras te dormías, y dudé, y dudé como lo suelo hacer, con el alma destrozada.
Yo sé que eres culpable, pero te necesito, y oculto lo que siento y lo que sé.
Abre tus brazos, abrázame, házme creer que todo está bien, que sólo es mi imaginación, que sigues fiel igual que yo, que no se ha manchado el amor. Engáñame.
Abre tus brazos, apriétame, hazme otro cuento, asegúrame, que en ti no hay nadie más que yo, que es en el trabajo y la tensión, que aún sigue vivo el amor.
Abre tus brazos, apriétame, házme otro cuento, asegúrame, que en ti no hay nadie más que yo, que es en el trabajo y la tensión, que aún sigue vivo el amor.