El abrazo de hoy no le dio fuerza y ahora está resongando su vil condición. Solo quiere tener la recompensa y seguir abrazando la falsa emoción.
El espejo le encuentra dando vueltas, que si voy, que no voy y que pienso de mí. El impulso le dura hasta la puerta, qué difícil bajar y poder sonreír.
Se lastima pensado que de eso ya se escapó, que nunca va a volver, que todo fue un error. Y añorando evadirse coloca su destrucción sobre una mesa cruel que esboza rendición.
Un amigo, no amigo, vive cerca y la tienta sabiendo que no hay corazón. Una hoja le sirve de cometa y se va destrozando las nubes y el sol.
Si hoy la viera rosando un abismo de lucidez habría que festejar o arrancarle la piel. Caminar por la cuerda de todo le sienta bien, no quiere despertar, y así se va a romper.
Ella esconde en su portal todo lo que no vivió, la certeza de lo más tibio que soñó. Ella se harta hasta sentir que todo lo puede hacer, aunque eso signifique volver a nacer.
Su camino está lleno de sus piedras, cada vez cuesta más apartarlas de ahí. Una chance la agarra de las piernas y secando el sudor hoy la ayuda a subir.
Una risa se cuela por donde nunca pensó y se promete dar lo que nunca se dio. Aunque sigue volando, despacio va a ser mejor, poder aterrizar sin perder el control.