Escribir es como un vicio Comienza como un gusto Crees que puedes controlarlo Crees que puedes decidir cuando hacerlo y cuando abstenerte Después comienza a quitarte tiempo Comienzas a obsesionarte con escribir sobre absolutamente cualquier tema
Te aparta de tu familia Te aparta de tus amigos Se vuelve una necesidad
Resistirte a una hoja blanca y a una pluma es como que un adicto se resista a pasear frente al punto con una billetera llena se convierte en una necesidad... en lo único
Te vuelves minucioso Cuidas a detalle que cada palabra esté escrita ahí, porque ahí debe de estar Pronto la escritura comienza a consumirte Te vuelves frío o mejor dicho tan cálido que te reservas todo lo real para quien de verdad lo vale; una página Pasas noches en vela, pisándole los talones a la inspiración hasta que por fin consigues alcanzar La mayoría de las cosas dejan de sorprenderte y te parecen comunes Comienzas a ver todo en letras Te duermes pensando en un verso, sueñas con una prosa te despiertas, vas directo a escribirlo antes de que lo olvides Te crecen dos enormes ojeras, como un premio a tu dedicación Tu cordura se erosiona con la fuerte brisa del conocimiento Y en tus pocos ratos de lucidez mundana solo piensas en dejar esto y volver a esa vida normal pero ya es tarde, no hay marcha atrás
Esto, como todo buen vicio, es un viaje sin retorno con dirección a ningún sitio Un lindo círculo vicioso entre la posteridad El desperdicio de tu vida