Cuando tuve que enfrentarme mano a mano con la vida, cuando me encontré en la senda de mi incierto porvenir, compreendí que estaba solo para iniciar la partida, sin más chance que mis ansias de triunfar o sucumbir.
Y después cuando mis padres me besaron en la frente, y lloraran por el hijo a quien nunca vieron más, me alejé por esos mundos a luchar serenamente, y aguantando mil reveses al final pude llegar.
Hoy no pueden convencerme las cuatro lágrimas tuyas, si sos muñeca moderna, y yo con eso no estoy. ¿Para qué vivir la vida con tantas complicaciones? Estoy bien con mis amigos en este ambiente sencillo, y soy feliz como soy.
Y al correr de muchos años el amor me dio un cariño, una dulce compañera que mis penas compartió. Y cuando se dio la buena, y pude llenarla de oro, en un viaje sin retorno un ángel me la llevó.