Los años venturosos ya pasaron igual que una bandada de ilusión. Tejí en la primavera de mi vida mis dulces alegrías, mi joven corazón. Quería que el mundo te admirara, quería que brillaras como el sol, y ciego en el afán de ver tus triunfos fui dando cuanto pude por nuestro amor.
Cuánto luché para que fueras a mi lado el amor ambicionado que tanto acaricié. Cuánto dolor tuve que ahogar dentro del pecho, cuánta amargura, cuánta humillación. Y ya sobre el final de tu mentido amor, más honda es esta cruel desilusión.