He llegado hasta la esquina de mi infancia para verla, como entonces, otra vez. He llegado con un dejo de nostalgia, porque la vida pasó y se fue. Allí está la vieja casa de mis viejos, pero el viejo ya no vuelve nunca más. Fue mi padre, fue mi amigo y sus consejos de viejo amigo no he de olvidar.
El guardapolvo, los cuadernos y la escuela, la maestrita y el primero superior; la calesita de la esquina, la rayuela, trompo, fútbol, corralón. Después, la piba pizpireta que en el barrio fue la más linda que mi alma conquistó. El billar, el café, el cigarrillo y el primer pantalón largo, ¡todo se fue!
Vuelvo al barrio y esta noche tengo ganas de una copas en la esquina de este aquel bar. Vuelvo al barrio para ver a los muchachos, pero la barra no existe más. Solamente está la vieja en su casita, con su hamaca, su tejido y su emoción; la vecina, cariñosa, madrecita, me han pedido que les cante una canción.