Noche, ¡oh noche de luna bella!, Poblada por mil estrellas baña las aguas del paraná. Noche, ¡oh noche de dulce ensueño!, Que sos para el triste isleño fiel compañera en su soledad.
Noche, ¡oh noche que al alma hechiza!, Tu suave rumor de brisa tiene frescura de manantial. Se eleva hacia el infinito un canto agreste y sentido Un canto que ha florecido entre ceibos, sauces y flor de azahar.
Brilla el paraná bajo su fulgor. Noche de cristal; noche de ilusión. Aguas que se van para no volver, Llevan con su andar mi hondo padecer.
Noche, ¡oh noche de luz y calma! Haz que ilumine mi alma la claridad de tu resplandor. Noche, ¡oh noche de tenue encanto!, No dejes que sea llanto lo que me impida ver tu esplendor.
Noche, ¡oh noche, que ya te alejas!, Escucha la triste queja, la voz doliente de mi ansiedad. No dejes que se malogre el fruto de tanto empeño. No olvides al pobre isleño que sufre y canta en el paraná.
Brilla el paraná bajo su fulgor. Noche de cristal; noche de ilusión. Aguas que se van para no volver, Llevan con su andar mi hondo padecer.