Pena que arrastro a través de mi existencia tan cruel una espina clavada en el alma que quita la calma, que ahoga en dolor... Llanto que vierto por ti, quejas de mi padecer; voz doliente que grita en las sombras y ansiosa te nombra llorando tu amor.
Una estrella fugaz, mi esperanza de amar; en un cielo estival, claro era así mi porvenir. Negra sombra cubrió tan hermoso clamor; y en la noche murió nuestra ilusión de amor.
Suave romance de ayer; sólido afán de querer; convertido en la muda tragedia, que en sorda protesta traduce el dolor. Dicha, promesas, amor; todo en la sombra quedó; sólo el alma en las ruinas, deshechas doliente la queja gimiendo en mi voz.