Sólo creo ya en tu amor, mi parejero. Mi noble pingo alazán tostao, vos tan sólo para mí fuiste sincero y mi cariño no has traicionao. Vos me has hecho estremecer de orgullo y de placer. ¡Tus tardes de triunfador!... Pero hoy sólo busco en vos al compañero y al confidente de mi dolor.
Si en el codo peligroso del querer rodé tan fiero, el desquite con tu triunfo ha de tener mi decepción, pues no falla, parejero, tu mirada inteligente ni tu pinta de ligero ni la mancha de tu frente que es tu sello de campeón.
Vos me has dado mis más caras emociones, ni noble pingo alazán tostao. Heredero de una raza de campeones. ¡Tostao! Muerto antes que derrotao. Es en vano pretender lealtad en la mujer, tan falso es su corazón. Pero en vos puedo cifrar mis ilusiones pues sé que nunca me harás traición.