Me largaste sin decirme hasta la vista como un cobarde desgraciao sin corazón. Una noche fuiste a ver una revista y no volviste al terminarse la función. Me han contao que te engrupió una bataclana con las ojeras muy pintadas de azulao, flaca y lunga, un uestidito de bananas y una tirita sujetando el estofao...
¡Y me has cambiao, gran desgraciao, por ese escuálido loro! Te has agenciao un bacalao con un perfil de llobaca... Ya te has armao... Tené cuidao y escabullí tu tesoro, ¡que es tan fiera, huesuda y fulera, la ve la perrera y... adiós!
Según dicen las personas de buen gusto ese esperpento que tu amor me ha disputao es un bagre que a cualquiera le da un susto si te lo cacha por la noche descuidao. Y aseguran los que han visto a tu adorada meterle al diente cuando está en el Tropezón que es mejor que convidarla a una morfada comprarle un traje y un tapado de visón.