Sirenas de barcos se enredan al viento. La radio murmura la publicidad. Un beso pequeño se posa en los labios. La sombra de una caricia.
Un hilo de sol se refleja en la cama. Triste el espejo, quieto el reloj. Palabras secretas, secretas miradas ¿y cómo podré decirte que tú eres...más...
que el vino, más que el agua, más que la piel, más que los huesos, más que las piedras, que la hierba, más más que algo, más que todo, más más que el suelo, que el tejado, más que el invierno, que el verano, más que la tapia, más que el patio, más... un poco más?
Una virgencita fosforescente. Flores de plástico, colcha marrón. Las medias tiradas con gesto indolente. Y el día que va pasando.
La nevera suena en la cocina. Y tú canturreas haciendo el café. La larga tristeza de la mañana. ¿Y cómo gritarte, amor, que tú eres... más...
que el frío, más que el lecho, más que el cabello, que las manos, más más que el llanto, que la risa, más más que cientos, más que miles, más que el dinero, más que el oro, más que la calle, más que el parque, más que los meses, que los años, más un poco más?
Sirenas de barcos jugaban al viento... y tú eras un poco más, más más que el grano, más que el heno, más más que el aire, más que el sueño, más más que el perro, más que el coche, más...