El día que comparezca ante el tribunal de Dios, a dar cuenta de mi vida, que me complicaste vos; el día que francamente a su ley, de mala fe, al hacer de vos un culto, ¡al amarte más que a él! ¡que robé por tu cariño! ¡que maté ciego de amor! Puede ser que el Dios piadoso la verdad clara y culpable que a Dios no puede escapar y le diga que he faltado yo tenga que declarar, quiera darme su perdón.
Desdeñé mi vida entera en la hoguera de tu amor, esperando lo que fuera... sin decirte ni siquiera que es mi pena y mi dolor. Sin embargo, ante el Eterno, será el mismo mi desdén... En mi amor profundo y tierno por seguirte hasta el infierno ¡yo desprecié el Edén!
Pero el día de tu "juicio" yo no sé que le dirás, cuando sepas que has pecado por capricho y vanidad; cuando sientas la mirada penetrante del Señor ¡que te llegará hasta el alma como un rayo escrutador! Y te acuse tu conciencia al mostrarte aquel puñal que vos misma, tan cobarde, le entregaste a mi rival; que no contenta con eso, ¡me mandaste a la prisión! por más que vos te arrepientas, ¡no podrás tener perdón!