Soy la paica de san Telmo, la más taita y retrechera mis amigas, las chismosas, me cuerean sin cesar, porque dicen que yo tengo aserrín en la sesera y que soy una fulera que no sé ni caminar. También dicen esas rantes que soy fea y mal hablada, que con este cuerpecito a nadie puedo engrupir. Mas si piensan ensillarme, van muertas en la parada, porque a mí nada me importa de lo que puedan decir.
¡Traviesa! Me dicen las chismosas al pasar. ¡Milonga! ¿Qué quieren? No lo puedo remediar. La vida me encanta, el tango y la milonga es mi placer. ¡Paciencia, chismosas! ¡Pues que le vachaché!
Una noche en el bailongo de la parda doña Juana, pelechada la francesa mi gavión me presentó. Era cosa de raíces, pues mis humos de bacana a todito el avispero rantifuso alborotó. El chamuyo a la sordina cada vez iba aumentando, hasta que rompió la orquesta con un tango compadrón. Y al quebrarme en sus compases se me fueron achicando como se achica el churrasco al rescoldo del fogón.