Yo no sé cómo tuve fuerzas para contenerme pues creía perderme volviéndote a ver quise gritar y pedirte perdón y tan sólo te dije; ¡vida mía!... Ya lo ves, ni los años pueden hacer que te olvide, quien es que lo impide, ¿quién? El corazón.
Cuantas veces en mis noches sin apego por la vida con el alma ya vencida y el corazón convertido en fantoche recordando tus reproches, desesperado me quise matar.
No pensé nunca que este encuentro fuera un desengaño cuánto, cuánto daño fue verte otra vez, como has podido mi vida decir.
Con los ojos sin llanto: ¡todo ha muertol Seguiré con mis viejas penas detrás del olvido quién hoy me ha perdido quién... el corazón.