Sin fronteras, sin ciudades, como en casa en todo el mundo están; sin historias, sin montajes a animar al pusilánime se van. Saben de seguridad y cada día se empeñan en confiar; les sobra capacidad, pero todo lo hacen en comunidad. ¿Quiénes son que van?
Sin poderes, sin tarjetas, sin prestigios van. Sin temores, sin recetas, sin dinero van.
Su mensaje no pasa con los tiempos, todos lo llevamos dentro; su palabra no aflige a quién la oye, más bien libera a quién la acoge; aunque algún día suban a un escenario, no olvidan a nadie abajo. Sin conocerlos son despreciados, y ellos siempre se sienten pagados.
Sin poderes, sin tarjetas, sin prestigios van. Sin temores, sin recetas, sin dinero van.
Son amigos de todos, son refuerzo de todo, no entienden de competitividad; la deshonra es su gloria, la fama no les importa, superan su religiosidad, son pobres y enriquecen, gente segura y sencilla pero que busca la tensión de la vida; quién los rechaza nunca alcanza a explicar el mal que ve en su actuar.
Sin poderes, sin tarjetas, sin prestigios van. Sin temores, sin recetas, sin dinero van.
Son herederos de lo absurdo, constructores del futuro.