Una voz clara guió a mi corazón otra vez: "Mira y escucha", y vi la hermosura, la fuerza ternura, la esposa es Jerusalem.
Vi descender del seno de Dios al corazón del gran Rey. Su trono y su Ley, su Honor y su Gloria, su Santa y grandiosa ciudad.
Y no habrá, para el hombre, ya nunca más Ni llanto, ni muerte, ni tristes sentencias Pues todo aquello pasó.
Y no cruzarán las puertas de puro cristal Las negras mentiras, inmundas blasfemias que hieren su oido y en paz reinará para siempre así, Jerusalem
Miré hacia el cielo y vi a un jinete vencer; Victoria en su espada y, por piel, la armadura de Dios
Prendida la Bestia estará; El Rey ha triunfado. "Encerradla en su Infierno marcad a sus hijos. Las almas podran descansar"
Oh! Por mil años maldita será; Arrojada al azufre hasta que no sienta dolor. Oh! Las naciones en Cristo estarán, pero, ¡Ay! Su venganza!! No!!!
Tras su prisión, la Antigua Serpiente, el Angel del mal, será absuelto. Vendrá a corromper a los hombres hará de este mundo inmundicia y maldad.
Oh! El Dragón reinará; Él hará de ésta tierra una gran Babilonia cruel. Oh! El corazón de los hombres terrible dolor sufrirá. Oh! Dueña es la oscuridad, pues la sombra del mal cubrirá la hermosura del Sol Oh! El hedor de la muerte, el infierno de la humanidad.