Esas minas veteranas que nunca la protestaban, sin morfar se conformaban aunque picara el buyón; viviendo así en un cotorro, pasando vida fulera, con una pobre catrera que le faltaba el colchón.
Cuántas veces el mate amargo al estómago engrupía, y pasaban muchos días sin que hubiera pa' morfar; la catrera era el consuelo de esos ratos de amargura, que a causa e' la mishiadura se tenían que pasar.
Ya no existen esas minas que sólo se conformaban con lo que'l amigo les daba siendo amigo de verdá; hoy sólo quieren vestidos y riquísimas alhajas, coche de capota baja pa' pasear por la ciudá.