Esas minas veteranas que siempre se conformaban, que nunca la protestaban aunque picara el buyĂłn, viviendo asĂ en su cotorro pasando vida pibera en una pobre catrera que le faltaba el colchĂłn.
¡Cuántas veces a mate amargo el estomago engrupĂa y pasaban muchos dĂas sin tener para morfar! La catrera era el consuelo de esos ratos de amargura que, culpa 'e la mishiadura no tenĂa pa' morfar.
Se acabaron esas minas que siempre se conformaban con lo que el bacán les daba si era bacán de verdad. Hoy sĂłlo quieren vestidos y riquĂsimas alhajas, coches de capota baja pa' pasear por la ciudad.
Nadie quiere conventillo ni ser pobre costurera, ni tampoco andar fulera... SĂłlo quieren aparentar ser amigo de fulano y que tenga mucho vento que alquile departamento y que la lleve al Pigall.