La he visto con otro pasearse del brazo... Mis ojos lloraron de pena y dolor. En cambio, en su cara sus negros ojazos reían contentos de dicha y amor.
Recuerdo que en mis brazos llorando me decía: Serán pa' siempre tuyas mi vida y mi pasión... Jugó con mis amores... La ingrata me fingía, dejándome enlutado mi pobre corazón.
La he visto con otro pasearse del brazo. Mis ojos lloraron de pena y dolor...
Hay noches que solo me quedo en el cuarto, rezando a la Virgen me la haga olvidar... y al verla con otro pasar por mi lado, en vez de matarla me pongo a llorar.