(Canción III de “Cantares del mito americano”, dedicada a Chico Buarque)
En las tenaces noches de la selva nació el héroe Macunaíma que se educó en el goce de la noche. Ya en la niñez hizo cosas fútiles: Cerca del río llamado Uricoe se pasó un año sin decir ni hola, hasta que le arrancaron seis palabras: “¡Ay, qué flojera! ¡Ay, qué flojera!”
Se movió apenas cuando iban al mar a bañarse desnudos en el agua, pero él sólo miraba a las mujeres sacándose las jaibas de los senos, saltando para que no les mordieran otras cosas más nobles todavía por ejemplo el conjunto de los muslos más bellos que Brasil produjo un día.
Macunaíma, lo amaban las garotas porque era oscuro y tierno: tenía cada mano...
Macunaíma, era el más bello, el más cabal de todos. “¡Ay, qué flojera!” “¡Ay, qué flojera!”
Lo amaban las garotas porque era oscuro y tierno: tenía cada mano siempre dispuesta a dar, un poco de resabio, y también mucho fuego con sus dos negros labios, con sus dos negros labios, con sus dos labios negros.
Compositores: Horacio Salinas Alvarez (Salinas Horacio), Ivan Patricio Eugenio Manns de Folliot (Manns Patricio) ECAD: Obra #16544760