Las diez menos cuarto en el reloj, la noche abre su puerta en tu cabeza, en la tele un culebrón, la comida en el salón, esperando una sonrisa, un te quiero, una acaricia.
Las llaves tornan gris tu habitación, entrando con el odio tras sus ojos, ya no tiene su calor, el alcohol es su sabor, empezando con reproches los insultos del desprecio.
Y ahora no tienes nada que decir, “ya no sé si soy mujer o soy una mierda”, sumida en la sin razón, despojada del valor victima de su miedo, del fracaso, de sus dedos.
¡Ay Dolores! Los palos en tu espalda, la tortura en tu mente. ¡Ay Dolores! Por el silencio de la sociedad.
Lunes, martes, y miércoles y otra vez la vida se te escapa entre tus dedos, metida en el que sé yo, destrozada en el sillón con la cara hinchada por algo mas que la tristeza.
Pero ya es la hora de que todo vaya bien, volar sin alas, sentir que ya eres libre, soñar con el príncipe azul, gozar de lo que eres tu, rompiendo las cadenas con las que la sociedad te atrapa.
Por fin estas historia ya terminó, Dolores cambió su nombre por LIBERTAD, escapando del cabrón, que tu vida destrozó por que la vida es solo un cuento, que hay que vivir en el momento.
¡Ay Dolores! Los palos en tu espalda la tortura en tu mente. ¡Ay Dolores! Por el silencio de la sociedad.