Cuántos años arrastrando mis cadenas, soportando resignada tus abandonos. Cuántas noches encerrada con mis penas yo deseaba libertarme de tus enconos. Por qué soy buena si no sos merecedor. Por qué te busco si me llenas de dolor... Si supieras todo el daño que me has hecho llorarías en mi pecho tu desamor.
Andáte, no más, andáte. No creas que me haces daño. Llevo el corazón deshecho desde el primer desengaño. No pienso llorar. Andáte. Andáte. Será mejor... No, no te vayas, quedáte, que me hace falta tu amor.
Yo quisiera que vivieses el pasado recordando aquellas horas de bondades y ternuras. No olvidabas una noche de besarme y también de acariciarme. ¡Cuánta dulzura! De un solo golpe el destino hizo caer todas las dichas de mi sueño de mujer. Yo bien sé que ha de ser vano mi empeño, que ya no serás el dueño de mi querer.