Sobre el turbio y lejano horizonte... allá en el misterio... Donde sueltan sus potros azules las noches de invierno Ya se pierde la inquieta figura del místico arriero, Por la senda serena y alegre que lleva al regreso.
Los potros del dolor... Arre... arre...
Donde grita el silencio su canto de paz y trabajo Donde luce la pampa orgullosa su verde y oro A través de cansadas jornadas de humilde labriego Va forjando en la tierra bendita su inmenso tesoro.
Los potros del dolor... Arre... arre...
Mas si un día sonara estridente el clarín de la guerra Y golpeara en sus puertas tranquilas el odio y la envidia Como hombres de paz y trabajo también arrearemos A los potros más negros y bravos que pisen la tierra.