Quiero verte la cara brillando como una esclava negra, sonriendo con ganas. Lejos, lejos de casa no tengo nadie que me acompañe a ver la mañana. Ni que me dá la inyección a tiempo antes que se me pudra el corazón, ni caliente esos huesos fríos, nena.
Quiero verte desnuda el día que desfilen los cuerpos que han sido salvados, nena. Sobre alguna autopista que tenga infinitos carteles que no digan nada. Y realmente quiero que te rías y que digas que es un juego nomás. O me mates este mediodía, nena.
Entrando al cuarto (volando bajo) la alondra ya está cerca de tu cama, nena. Quiero quedarme (no digas nada) espera que las sombras se hayan ido, nena.
¿No ves mi capa azul, mi pelo hasta los hombros, la luz fatal, la espada vengadora? ¿No ves qué blanco soy, no ves?
Quiero quemar de a poco las velas de los barcos anclados en mares helados, nena. Este invierno fue malo y creo que olvidé mi sombra en un subterráeo. Y tus piernas cada vez más largas saben que no puedo volver atrás. La ciudad se nos mea de risa, nena.