Los pequeños sitios crecen cuando en ellos nadie hay y deambulas entre las paredes, chocándote, mirando hacia todas partes, te parece escuchar a la locura llamando, no le dejes entrar.
Como a un anormal a ti te miran, unas miradas sucias y esquivas, muchos además se están riendo ignorando tu miseria, pero a ti esas sonrisas te hacen más daño que mil agujas clavadas en los dedos, despegando una por una, cada uña de la piel, arrancando cada uña.
Tirado como un trapo en cualquier lao, pasando noches entre cartones, disfrutar de los sueños recompensa a sobrevivir.
De rodillas estás, rodeado de ropa, sucia la mano que tienes extendida, nunca para de temblar, no para de temblar, de frĂo, de cansancio, y algo más. Las sombras se vuelven alimañas, cuesta distinguir la realidad cuando la vida no vale nada cuando nada vale nada ya. erdĂłname porque yo he sido uno más, yo he sido otro máas, otro más de los que su vista apartĂł al pasar por tu lado, quise disimular, como si nada fuera conmigo.