Oye mi voz, esta oración. Santa María Madre de Dios, Madre de Dios, Madre de Dios, reza por mí, Madre de Dios.
Casi medio muerto y el desierto me quiere absorber, la carne es débil, la vena es débil, sálvame.
Oye mi voz, esta oración. Santa María, Madre de Dios, Madre de Dios, Madre de Dios, habla conmigo, Madre de Dios. Casi medio muerto y el desierto me quiere absorber, la carne es débil, la vena es débil, sálvame.
No la oí entrar, apareció de repente, estaba yo farrándole el piso cuando llegó. Me conocía, conocía a mis padres, amenazó con delatarme y se me insinuó. Su carne blanca y vieja y el cuchillo de cocina sobre la mesa, fue una ecuación cerebral, décimas de segundo.
Nunca mires atrás, o te convertirás en estatua de sal, nunca mires atrás. Fui feliz cuando tú me pusiste una cruz de ceniza en mi frente, en mi frente ardiente, mi mente enferma, mi frente ardiente, mi mente asesina, mi frente ardiente.
"Polvo eres y en polvo te convertirás, polvo eres y en polvo te convertirás."