Para conocerlas hay que recorrerlas es indispesable no sentir temor es recomendable no guardar rencor
Para enamorarlas, nada de halagarlas sólo es necesario deshumedecer y otros compromisos desobedecer para someterlas, solo acariciarlas tocas sus espinas si las imaginas es mucho mejor
Todos los que amamos a las suculentas nos acaloramos y ellas tan contentas no nos necesitan ni pa' los mandados no prueban bocado lo soportan todo con resignación
La Doctora Bravo sabe ser amiga de los candelabros y de los teteches organos gigantes, reinas de la noche nopal de lenguita, pitayo de mayo ¡que flor tan bonita creo que me desmayo!
Descubri la "chende" que lleva su nombre planta arborescente de rama abundante tronco definido, leñoso y grisaceo siete ocho costillas de arista ondulante espinas tortuosas, areolas distantes son flores son duirnas y son perfumadas en el perinato son oblanceoladas su fruto globoso, semilla encorbada con sus puntuaciones y reticulada
La doctora bravo, Helia Bravoa Chende todas las cactáceas y las suculentas gozan de su amor Larrea tridentada o gobernadora que de los peyotes es la protectora la rotundifollia y la mammylaris, pseudocoriphantas los echinocactus y las jacamatracas
La Doctora Bravo, bravo, bravo, bravo, bravo, bravo, bravo!!! Supo conocerlas, supo alimentarlas y las suculentas como recompensa le dieron el jugo que guarda el secreto de la juventud