No tengo la culpa, ingrato, de que entre los dos el diablo por tres o cuatro vocablos nos cause tan malos ratos, de hacerme sufrir no trato aunque así parezca el caso yo creo que este mal paso nos lleva por mal camino y a preguntar no me animo hasta cuándo, ingratonazo.
Oscuran mi pensamiento palabras y más palabras, espero que pronto se abra la luz de mi entendimiento, ya tengo el convencimiento que sobran los padeceres como dos malas mujeres peleamos la sinrazón, contéstame, corazón: hasta cuándo matar quieres.
Si no me río te enojas y si me río también, es que no alcanzas a ver que sólo me das congojas capricho que se te antoja yo quiero que lo consigas, desde el palomo a la hormiga desde la mar al desierto no comprendes ni despierto que ayer me dejaste herida.
Hoy pruebo en último intento, busqué la paz pero en vano, después me pasas la mano cuando me has dado tormento; es tanto el dolor que siento ya para mí no hay placeres, están hablando dos seres en lengua de mal judío; tengo clavado el sentido con agujas y alfileres.
Despedida:
Ordeno la despedida, palomito volador, suspéndeme este dolor que es mi pan de cada día, aunque sea culpa mía no debes de ser así que no es remedio p'a mí el aumentarme los males, con la miel de los panales más se puede conseguir.