Esos días en los que estás bajo mínimos. Es el Hip-Hop como forma de vida, el rap como arma. Alcanza la paz del alma, libera tu mente, respira en un minuto de calma.
Coge el cuaderno y escapa a un triste día gris de invierno. Escoge un lápiz y un tapiz que esté feliz por ver un mundo ajeno de reyes sin trono en trajes de heno, perdidos por lares lejanos, dejados de Dios. Y dile adiós a un podium formado por necios. No hay juego sucio en éste tercio de canción de aprecio. Sueño que creció de oficio y ejerció de socio en lo que hoy es vicio, ayer fue ocio y mañana un vacío.
Espacio en blanco, minuto de luto a éste canto, un cuento de aliento a los santos que no duermen por mis llantos. Les doy las gracias por las nupcias entre tantos vocablos de textos intactos que suenan mientras hablo. Escucha al diablo que sabe más por viejo que por sabio, y a diario se digna a mojar tus labios. Existe un remedio al sepelio de cuerpos temarios, trasformando a los chicos sectarios con mensajes primarios, y existen medios.
Dejen las cosas de la prensa rosa en casa y no busquen en fosas que muevan masas. Cuenten más cosas, que la vida sin ira es hermosa. Ya sé que el color de la carne y la sangre es roja. Encuentro quejas con la hoja en mi burbuja, en un sueño de rejas de aguja dentro de un mundo de brujas. Pero no hay queja del que deja y no se enoja por las tejas que caen del tejado, agotadas por viejas.