Antes era distinto, las carretas eran las dueñas ‘e los caminos. TraÃan un invierno calient’ ‘e leña ‘e sierra, un verano fresco de sandÃas. Amaneceres con carretas tempraneras que pasaban despertando el pueblo. Goteando su música inocente los cencerros de los bueyes delanteros y el silbido juguetón del carrero. El progreso lo halló con un oficio y una carreta vieja. No vaya a creer que es lindo andar en un tiempo nuevo cargado de recuerdos viejos. A veces, llegar al pueblo, entreverarse en el vivir de los otros. Y siempre vuelta a uñir los bueyes y la madrugada. Carrero...
A la huella, a la huella, vamos, carrero, dejar la carreta rumbiar p’al pueblo.
Y tendremos mujeres, guitarra y caña, cruzaremos la noche meta picana.
Yo he visto muchas taperas y sólo me duele una, pero le juro, compadre, que los caminos me ayudan.
A la huella, a la huella, vamos, carrero, tranqueando la noche, que llegaremos.
En el clavo prendido llevo el lucero, picaneando los bueyes, lujo ’e cencerros.
Carrero ’e carreta vieja a los golpe’ ‘n el camino, cómo le cuesta a la pobre. Ayudala con el silbo.
¡Buey barroso! ¡Por si acaso! ¡Compañero! ¡Ushi... ushi... ushi... buey...!
Compositor: Juan Capagorry ( Letra) - Daniel Viglietti (música)