Por qué tu paso dolido del norte hacia el sur, el pie que no supo, el pie que no supo de risa o de luz?
Tu padre abandona la tierra de Tacuarembó buscando su tierra, una tierra suya, y nunca la halló.
Encuentra la triste basura donde viven mil, encuentra la muerte, encuentra el silencio de aquel cantegril.
El Chueco, redondos los ojos y sin pizarrón, mirando a la madre, mirando al hermano, aprende el dolor.
La luna, semana a semana, lo ha visto vagar armado de espuma, buscando una orilla como busca el mar.
El Chueco no sabe de orilla ni sabe de mar, él sabe de rabia, de rabia que apunta y no quiere matar.
Asalta el banco y comparte con el cantegril, como antes el hambre, como antes el hambre, comparte el botín.
Así les canto la historia del Chueco Maciel, suena la sirena, suena la sirena, ya vienen por él.
Los diarios publican dos balas, son diez o son mil, mil ojos que miran, mil ojos que miran desde el cantegril.
El chueco era un uruguayo de Tacuarembó, de paso dolido, de paso dolido, de paso dolido.
Los chuecos se junten bien juntos, bien juntos los pies, y luego caminen buscando la patria, la patria de todos, la patria Maciel, esta patria chueca que no han de torcer con duras cadenas los pies todos juntos hemos de vencer.